El Congreso de los Ratones
(Felix Maria de Samaniego)
Desde el gran Zapirón, el blanco y rubio,
Que después de las aguas del diluvio,
Fue padre espiritual de todo gato,
Ha sido Miuragato
Quien más sangrientamente
Persiguió a la infeliz ratona gente.
Lo cierto es que, obligada
De su persecución, la desdichada
En Ratópolis tuvo su congreso.
Propuso el elocuente Roequeso
Echarle un cascabel, y de esta suerte
Al ruido escaparían de la muerte.
El proyecto aprobaron uno a uno,
¿Quién lo ha de ejecutar? Eso ninguno.
-Yo soy corto de vista. -Yo muy viejo.
-Yo, gotoso -decían. El congreso
Se acabó como muchos en el mundo.
PROPONEN UN PROYECTO SIN SEGUNDO.
LO APRUEBAN. HACEN OTRO. ¡QUE PORTENTO!
PERO ¿LA EJECUCIÓN? ¡AHÍ ESTA EL CUENTO!
Que después de las aguas del diluvio,
Fue padre espiritual de todo gato,
Ha sido Miuragato
Quien más sangrientamente
Persiguió a la infeliz ratona gente.
Lo cierto es que, obligada
De su persecución, la desdichada
En Ratópolis tuvo su congreso.
Propuso el elocuente Roequeso
Echarle un cascabel, y de esta suerte
Al ruido escaparían de la muerte.
El proyecto aprobaron uno a uno,
¿Quién lo ha de ejecutar? Eso ninguno.
-Yo soy corto de vista. -Yo muy viejo.
-Yo, gotoso -decían. El congreso
Se acabó como muchos en el mundo.
PROPONEN UN PROYECTO SIN SEGUNDO.
LO APRUEBAN. HACEN OTRO. ¡QUE PORTENTO!
PERO ¿LA EJECUCIÓN? ¡AHÍ ESTA EL CUENTO!