Gedeón y Abimelec
Llamamiento de Gedeón
JUECES 6
1 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de
Madián por siete años. 2 Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por
causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados.
3 Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos
del oriente contra ellos; subían y los atacaban. 4 Y acampando contra ellos destruían los frutos de
la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.
5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas;
ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. 6 De este modo
empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová.
7 Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, 8 Jehová envió a los
hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice
salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. 9 Os libré de mano de los egipcios, y de
mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; 10 y
os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra
habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.
11 Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás
abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los
madianitas. 12 Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado
y valiente. 13 Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha
sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado,
diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado
en mano de los madianitas. 14 Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a
Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? 15 Entonces le respondió: Ah, señor mío,
¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la
casa de mi padre. 16 Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas
como a un solo hombre. 17 Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me
des señal de que tú has hablado conmigo. 18 Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a
ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
19 Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la
carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina.
20 Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta
peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así. 21 Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en
su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual
consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista.
22 Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al
ángel de Jehová cara a cara. 23 Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás. 24 Y
edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra
de los abiezeritas.
25 Aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo
toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de
Asera que está junto a él; 26 y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en
lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la
imagen de Asera que habrás cortado. 27 Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e
hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los
hombres de la ciudad, lo hizo de noche.
28 Por la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba
derribado, y cortada la imagen de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido
ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. 29 Y se dijeron unos a otros: ¿Quién ha hecho esto?
Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de
la ciudad dijeron a Joás: 30 Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y
ha cortado la imagen de Asera que estaba junto a él. 31 Y Joás respondió a todos los que estaban
junto a él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por
él, que muera esta mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar.
32 Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra él, por cuanto derribó
su altar.
33 Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando
acamparon en el valle de Jezreel. 34 Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando
éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. 35 Y envió mensajeros por todo Manasés,
y ellos también se juntaron con él; asimismo envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los
cuales salieron a encontrarles.
36 Y Gedeón dijo a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, 37 he aquí que yo
pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca
toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho. 38 Y
aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón
lleno de agua. 39 Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez;
solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el
rocío sobre la tierra. 40 Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la
tierra hubo rocío.
Gedeón derrota a los madianitas
JUECES 7
1 Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él,
acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá
del collado de More, en el valle.
2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los
madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.
3 Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca,
madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós
mil, y quedaron diez mil.
4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del
que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya
contigo, el tal no irá. 5 Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera
que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a
cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. 6 Y fue el número de los que lamieron
llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló
sobre sus rodillas para beber las aguas. 7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos
hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase
toda la demás gente cada uno a su lugar. 8 Y habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus
trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos
hombres; y tenía el campamento de Madián abajo en el valle.
9 Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo
lo he entregado en tus manos. 10 Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al
campamento, 11 y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al
campamento. Y él descendió con Fura su criado hasta los puestos avanzados de la gente armada
que estaba en el campamento. 12 Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban
tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena
que está a la ribera del mar en multitud. 13 Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba
contando a su compañero un sueño, diciendo: He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada
que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que
cayó, y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó. 14 Y su compañero respondió y dijo: Esto no
es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus
manos a los madianitas con todo el campamento.
15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de
Israel, dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras
manos. 16 Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas
en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros. 17 Y les dijo: Miradme
a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis
vosotros como hago yo. 18 Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán conmigo; y vosotros
tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡Por Jehová y por
Gedeón! 19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del
campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los
centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 20 Y los
tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda
las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de
Gedeón! 21 Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces
todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo. 22 Y los trescientos tocaban las trompetas;
y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército
huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat. 23 Y
juntándose los de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, siguieron a los madianitas.
24 Gedeón también envió mensajeros por todo el monte de Efraín, diciendo: Descended al
encuentro de los madianitas, y tomad los vados de Bet-bara y del Jordán antes que ellos lleguen.
Y juntos todos los hombres de Efraín, tomaron los vados de Bet-bara y del Jordán. 25 Y tomaron a
dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo
mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de
Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán.
Gedeón captura a los reyes de Madián
JUECES 8
1 Pero los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos
cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente. 2 A los cuales él
respondió: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor
que la vendimia de Abiezer? 3 Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de
Madián; ¿y qué he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él
se aplacó, luego que él habló esta palabra.
4 Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas
todavía persiguiendo. 5 Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue
algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián.
6 Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos
pan a tu ejército? 7 Y Gedeón dijo: Cuando Jehová haya entregado en mi mano a Zeba y a
Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto. 8 De allí subió a Peniel, y
les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de
Sucot. 9Y él habló también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta
torre.
10 Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres,
todos los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; pues habían caído ciento
veinte mil hombres que sacaban espada. 11 Subiendo, pues, Gedeón por el camino de los que
habitaban en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha, atacó el campamento, porque el ejército no
estaba en guardia. 12 Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los siguió; y prendió a los dos reyes de
Madián, Zeba y Zalmuna, y llenó de espanto a todo el ejército.
13 Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla antes que el sol subiese, 14 y tomó a un joven
de los hombres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los nombres de los principales y de
los ancianos de Sucot, setenta y siete varones. 15 Y entrando a los hombres de Sucot, dijo: He aquí
a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo: ¿Están ya en tu mano Zeba y
Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados? 16 Y tomó a los ancianos de la
ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot. 17 Asimismo derribó la
torre de Peniel, y mató a los de la ciudad.
18 Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor?
Y ellos respondieron: Como tú, así eran ellos; cada uno parecía hijo de rey. 19 Y él dijo: Mis
hermanos eran, hijos de mi madre. ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os
mataría! 20 Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Pero el joven no desenvainó su
espada, porque tenía temor, pues era aún muchacho. 21 Entonces dijeron Zeba y Zalmuna:
Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató
a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.
22 Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has
librado de mano de Madián. 23 Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os
señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros. 24 Y les dijo Gedeón: Quiero haceros una petición;
que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).
25 Ellos respondieron: De buena gana te los daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno
los zarcillos de su botín. 26 Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos
de oro, sin las planchas y joyeles y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin los
collares que traían sus camellos al cuello. 27 Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar
en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero
a Gedeón y a su casa. 28 Así fue subyugado Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más
volvió a levantar cabeza. Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón.
29 Luego Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa. 30 Y tuvo Gedeón setenta hijos que
constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres. 31 También su concubina que
estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec. 32 Y murió Gedeón hijo de Joás
en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.
33 Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo
tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit. 34 Y no se acordaron los hijos de Israel de
Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor; 35 ni se mostraron
agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el bien que él había
hecho a Israel.
Reinado de Abimelec
JUECES 9
1 Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con
toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo: 2 Yo os ruego que digáis en oídos de
todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de
Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra.
3 Y hablaron por él los hermanos de su madre en oídos de todos los de Siquem todas estas
palabras; y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: Nuestro hermano
es. 4 Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló
hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron. 5 Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató
a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam
el hijo menor de Jerobaal, que se escondió. 6 Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda
la casa de Milo, y fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba
en Siquem.
7 Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su
voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios. 8 Fueron una vez los árboles a
elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9 Mas el olivo respondió: ¿He de dejar
mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los
árboles? 10 Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. 11 Y respondió la
higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles?
12 Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. 13 Y la vid les respondió:
¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?
14 Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. 15 Y la zarza
respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi
sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.
16 Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si
habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a la obra de sus
manos 17 (porque mi padre peleó por vosotros, y expuso su vida al peligro para libraros de mano
de Madián, 18 y vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre, y habéis matado a
sus hijos, setenta varones sobre una misma piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a
Abimelec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano); 19 si con verdad y con integridad
habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros.
20 Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego
salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec. 21 Y escapó Jotam y huyó,
y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abimelec su hermano.
22 Después que Abimelec hubo dominado sobre Israel tres años, 23 envió Dios un mal espíritu
entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra Abimelec; 24 para
que la violencia hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre
Abimelec su hermano que los mató, y sobre los hombres de Siquem que fortalecieron las manos
de él para matar a sus hermanos. 25 Y los de Siquem pusieron en las cumbres de los montes
asechadores que robaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino; de lo cual fue dado
aviso a Abimelec.
26 Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los de Siquem pusieron
en él su confianza. 27 Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñedos, y pisaron la uva e hicieron
fiesta; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. 28 Y
Gaal hijo de Ebed dijo: ¿Quién es Abimelec, y qué es Siquem, para que nosotros le sirvamos? ¿No
es hijo de Jerobaal, y no es Zebul ayudante suyo? Servid a los varones de Hamor padre de
Siquem; pero ¿por qué le hemos de servir a él? 29 Ojalá estuviera este pueblo bajo mi mano, pues
yo arrojaría luego a Abimelec, y diría a Abimelec: Aumenta tus ejércitos, y sal.
30 Cuando Zebul gobernador de la ciudad oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en
ira, 31 y envió secretamente mensajeros a Abimelec, diciendo: He aquí que Gaal hijo de Ebed y
sus hermanos han venido a Siquem, y he aquí que están sublevando la ciudad contra ti.
32 Levántate, pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscadas en el
campo. 33 Y por la mañana al salir el sol madruga y cae sobre la ciudad; y cuando él y el pueblo
que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se presente la ocasión.
34 Levantándose, pues, de noche Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, pusieron
emboscada contra Siquem con cuatro compañías. 35 Y Gaal hijo de Ebed salió, y se puso a la
entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, se levantaron de
la emboscada. 36 Y viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: He allí gente que desciende de las
cumbres de los montes. Y Zebul le respondió: Tú ves la sombra de los montes como si fueran
hombres. 37 Volvió Gaal a hablar, y dijo: He allí gente que desciende de en medio de la tierra, y
una tropa viene por el camino de la encina de los adivinos. 38 Y Zebul le respondió: ¿Dónde está
ahora tu boca con que decías: ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es este el pueblo que
tenías en poco? Sal pues, ahora, y pelea con él. 39 Y Gaal salió delante de los de Siquem, y peleó
contra Abimelec. 40 Mas lo persiguió Abimelec, y Gaal huyó delante de él; y cayeron heridos
muchos hasta la entrada de la puerta. 41 Y Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a
Gaal y a sus hermanos, para que no morasen en Siquem.
42 Aconteció el siguiente día, que el pueblo salió al campo; y fue dado aviso a Abimelec, 43 el
cual, tomando gente, la repartió en tres compañías, y puso emboscadas en el campo; y cuando
miró, he aquí el pueblo que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos y los atacó. 44 Porque
Abimelec y la compañía que estaba con él acometieron con ímpetu, y se detuvieron a la entrada
de la puerta de la ciudad, y las otras dos compañías acometieron a todos los que estaban en el
campo, y los mataron. 45 Y Abimelec peleó contra la ciudad todo aquel día, y tomó la ciudad, y
mató al pueblo que en ella estaba; y asoló la ciudad, y la sembró de sal.
46 Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del
templo del dios Berit. 47 Y fue dado aviso a Abimelec, de que estaban reunidos todos los hombres
de la torre de Siquem. 48 Entonces subió Abimelec al monte de Salmón, él y toda la gente que con
él estaba; y tomó Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola
se la puso sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él: Lo que me habéis visto hacer,
apresuraos a hacerlo como yo. 49 Y todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a
Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza, de modo
que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.
50 Después Abimelec se fue a Tebes, y puso sitio a Tebes, y la tomó. 51 En medio de aquella
ciudad había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres y las mujeres, y todos
los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas, se subieron al techo de la torre. 52 Y vino
Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta de la torre para prenderle fuego.
53 Mas una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le
rompió el cráneo. 54 Entonces llamó apresuradamente a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y
mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió. 55 Y
cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su casa. 56 Así pagó Dios a
Abimelec el mal que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos. 57 Y todo el mal de
los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de
Jotam hijo de Jerobaal.
JUECES 6
1 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de
Madián por siete años. 2 Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por
causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados.
3 Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos
del oriente contra ellos; subían y los atacaban. 4 Y acampando contra ellos destruían los frutos de
la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.
5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas;
ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. 6 De este modo
empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová.
7 Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, 8 Jehová envió a los
hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice
salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. 9 Os libré de mano de los egipcios, y de
mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; 10 y
os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra
habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.
11 Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás
abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los
madianitas. 12 Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado
y valiente. 13 Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha
sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado,
diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado
en mano de los madianitas. 14 Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a
Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? 15 Entonces le respondió: Ah, señor mío,
¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la
casa de mi padre. 16 Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas
como a un solo hombre. 17 Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me
des señal de que tú has hablado conmigo. 18 Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a
ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
19 Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la
carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina.
20 Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta
peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así. 21 Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en
su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual
consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista.
22 Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al
ángel de Jehová cara a cara. 23 Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás. 24 Y
edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra
de los abiezeritas.
25 Aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo
toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de
Asera que está junto a él; 26 y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en
lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la
imagen de Asera que habrás cortado. 27 Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e
hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los
hombres de la ciudad, lo hizo de noche.
28 Por la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba
derribado, y cortada la imagen de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido
ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. 29 Y se dijeron unos a otros: ¿Quién ha hecho esto?
Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de
la ciudad dijeron a Joás: 30 Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y
ha cortado la imagen de Asera que estaba junto a él. 31 Y Joás respondió a todos los que estaban
junto a él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por
él, que muera esta mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar.
32 Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra él, por cuanto derribó
su altar.
33 Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando
acamparon en el valle de Jezreel. 34 Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando
éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. 35 Y envió mensajeros por todo Manasés,
y ellos también se juntaron con él; asimismo envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los
cuales salieron a encontrarles.
36 Y Gedeón dijo a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, 37 he aquí que yo
pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca
toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho. 38 Y
aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón
lleno de agua. 39 Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez;
solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el
rocío sobre la tierra. 40 Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la
tierra hubo rocío.
Gedeón derrota a los madianitas
JUECES 7
1 Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él,
acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá
del collado de More, en el valle.
2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los
madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.
3 Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca,
madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós
mil, y quedaron diez mil.
4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del
que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya
contigo, el tal no irá. 5 Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera
que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a
cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. 6 Y fue el número de los que lamieron
llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló
sobre sus rodillas para beber las aguas. 7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos
hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase
toda la demás gente cada uno a su lugar. 8 Y habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus
trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos
hombres; y tenía el campamento de Madián abajo en el valle.
9 Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo
lo he entregado en tus manos. 10 Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al
campamento, 11 y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al
campamento. Y él descendió con Fura su criado hasta los puestos avanzados de la gente armada
que estaba en el campamento. 12 Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban
tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena
que está a la ribera del mar en multitud. 13 Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba
contando a su compañero un sueño, diciendo: He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada
que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que
cayó, y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó. 14 Y su compañero respondió y dijo: Esto no
es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus
manos a los madianitas con todo el campamento.
15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de
Israel, dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras
manos. 16 Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas
en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros. 17 Y les dijo: Miradme
a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis
vosotros como hago yo. 18 Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán conmigo; y vosotros
tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡Por Jehová y por
Gedeón! 19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del
campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los
centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 20 Y los
tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda
las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de
Gedeón! 21 Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces
todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo. 22 Y los trescientos tocaban las trompetas;
y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército
huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat. 23 Y
juntándose los de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, siguieron a los madianitas.
24 Gedeón también envió mensajeros por todo el monte de Efraín, diciendo: Descended al
encuentro de los madianitas, y tomad los vados de Bet-bara y del Jordán antes que ellos lleguen.
Y juntos todos los hombres de Efraín, tomaron los vados de Bet-bara y del Jordán. 25 Y tomaron a
dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo
mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de
Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán.
Gedeón captura a los reyes de Madián
JUECES 8
1 Pero los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos
cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente. 2 A los cuales él
respondió: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor
que la vendimia de Abiezer? 3 Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de
Madián; ¿y qué he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él
se aplacó, luego que él habló esta palabra.
4 Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas
todavía persiguiendo. 5 Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue
algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián.
6 Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos
pan a tu ejército? 7 Y Gedeón dijo: Cuando Jehová haya entregado en mi mano a Zeba y a
Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto. 8 De allí subió a Peniel, y
les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de
Sucot. 9Y él habló también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta
torre.
10 Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres,
todos los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; pues habían caído ciento
veinte mil hombres que sacaban espada. 11 Subiendo, pues, Gedeón por el camino de los que
habitaban en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha, atacó el campamento, porque el ejército no
estaba en guardia. 12 Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los siguió; y prendió a los dos reyes de
Madián, Zeba y Zalmuna, y llenó de espanto a todo el ejército.
13 Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla antes que el sol subiese, 14 y tomó a un joven
de los hombres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los nombres de los principales y de
los ancianos de Sucot, setenta y siete varones. 15 Y entrando a los hombres de Sucot, dijo: He aquí
a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo: ¿Están ya en tu mano Zeba y
Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados? 16 Y tomó a los ancianos de la
ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot. 17 Asimismo derribó la
torre de Peniel, y mató a los de la ciudad.
18 Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor?
Y ellos respondieron: Como tú, así eran ellos; cada uno parecía hijo de rey. 19 Y él dijo: Mis
hermanos eran, hijos de mi madre. ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os
mataría! 20 Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Pero el joven no desenvainó su
espada, porque tenía temor, pues era aún muchacho. 21 Entonces dijeron Zeba y Zalmuna:
Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató
a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.
22 Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has
librado de mano de Madián. 23 Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os
señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros. 24 Y les dijo Gedeón: Quiero haceros una petición;
que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).
25 Ellos respondieron: De buena gana te los daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno
los zarcillos de su botín. 26 Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos
de oro, sin las planchas y joyeles y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin los
collares que traían sus camellos al cuello. 27 Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar
en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero
a Gedeón y a su casa. 28 Así fue subyugado Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más
volvió a levantar cabeza. Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón.
29 Luego Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa. 30 Y tuvo Gedeón setenta hijos que
constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres. 31 También su concubina que
estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec. 32 Y murió Gedeón hijo de Joás
en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.
33 Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo
tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit. 34 Y no se acordaron los hijos de Israel de
Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor; 35 ni se mostraron
agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el bien que él había
hecho a Israel.
Reinado de Abimelec
JUECES 9
1 Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con
toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo: 2 Yo os ruego que digáis en oídos de
todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de
Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra.
3 Y hablaron por él los hermanos de su madre en oídos de todos los de Siquem todas estas
palabras; y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: Nuestro hermano
es. 4 Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló
hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron. 5 Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató
a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam
el hijo menor de Jerobaal, que se escondió. 6 Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda
la casa de Milo, y fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba
en Siquem.
7 Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su
voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios. 8 Fueron una vez los árboles a
elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9 Mas el olivo respondió: ¿He de dejar
mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los
árboles? 10 Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. 11 Y respondió la
higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles?
12 Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. 13 Y la vid les respondió:
¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?
14 Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. 15 Y la zarza
respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi
sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.
16 Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si
habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a la obra de sus
manos 17 (porque mi padre peleó por vosotros, y expuso su vida al peligro para libraros de mano
de Madián, 18 y vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre, y habéis matado a
sus hijos, setenta varones sobre una misma piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a
Abimelec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano); 19 si con verdad y con integridad
habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros.
20 Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego
salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec. 21 Y escapó Jotam y huyó,
y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abimelec su hermano.
22 Después que Abimelec hubo dominado sobre Israel tres años, 23 envió Dios un mal espíritu
entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra Abimelec; 24 para
que la violencia hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre
Abimelec su hermano que los mató, y sobre los hombres de Siquem que fortalecieron las manos
de él para matar a sus hermanos. 25 Y los de Siquem pusieron en las cumbres de los montes
asechadores que robaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino; de lo cual fue dado
aviso a Abimelec.
26 Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los de Siquem pusieron
en él su confianza. 27 Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñedos, y pisaron la uva e hicieron
fiesta; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. 28 Y
Gaal hijo de Ebed dijo: ¿Quién es Abimelec, y qué es Siquem, para que nosotros le sirvamos? ¿No
es hijo de Jerobaal, y no es Zebul ayudante suyo? Servid a los varones de Hamor padre de
Siquem; pero ¿por qué le hemos de servir a él? 29 Ojalá estuviera este pueblo bajo mi mano, pues
yo arrojaría luego a Abimelec, y diría a Abimelec: Aumenta tus ejércitos, y sal.
30 Cuando Zebul gobernador de la ciudad oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en
ira, 31 y envió secretamente mensajeros a Abimelec, diciendo: He aquí que Gaal hijo de Ebed y
sus hermanos han venido a Siquem, y he aquí que están sublevando la ciudad contra ti.
32 Levántate, pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscadas en el
campo. 33 Y por la mañana al salir el sol madruga y cae sobre la ciudad; y cuando él y el pueblo
que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se presente la ocasión.
34 Levantándose, pues, de noche Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, pusieron
emboscada contra Siquem con cuatro compañías. 35 Y Gaal hijo de Ebed salió, y se puso a la
entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, se levantaron de
la emboscada. 36 Y viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: He allí gente que desciende de las
cumbres de los montes. Y Zebul le respondió: Tú ves la sombra de los montes como si fueran
hombres. 37 Volvió Gaal a hablar, y dijo: He allí gente que desciende de en medio de la tierra, y
una tropa viene por el camino de la encina de los adivinos. 38 Y Zebul le respondió: ¿Dónde está
ahora tu boca con que decías: ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es este el pueblo que
tenías en poco? Sal pues, ahora, y pelea con él. 39 Y Gaal salió delante de los de Siquem, y peleó
contra Abimelec. 40 Mas lo persiguió Abimelec, y Gaal huyó delante de él; y cayeron heridos
muchos hasta la entrada de la puerta. 41 Y Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a
Gaal y a sus hermanos, para que no morasen en Siquem.
42 Aconteció el siguiente día, que el pueblo salió al campo; y fue dado aviso a Abimelec, 43 el
cual, tomando gente, la repartió en tres compañías, y puso emboscadas en el campo; y cuando
miró, he aquí el pueblo que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos y los atacó. 44 Porque
Abimelec y la compañía que estaba con él acometieron con ímpetu, y se detuvieron a la entrada
de la puerta de la ciudad, y las otras dos compañías acometieron a todos los que estaban en el
campo, y los mataron. 45 Y Abimelec peleó contra la ciudad todo aquel día, y tomó la ciudad, y
mató al pueblo que en ella estaba; y asoló la ciudad, y la sembró de sal.
46 Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del
templo del dios Berit. 47 Y fue dado aviso a Abimelec, de que estaban reunidos todos los hombres
de la torre de Siquem. 48 Entonces subió Abimelec al monte de Salmón, él y toda la gente que con
él estaba; y tomó Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola
se la puso sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él: Lo que me habéis visto hacer,
apresuraos a hacerlo como yo. 49 Y todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a
Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza, de modo
que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.
50 Después Abimelec se fue a Tebes, y puso sitio a Tebes, y la tomó. 51 En medio de aquella
ciudad había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres y las mujeres, y todos
los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas, se subieron al techo de la torre. 52 Y vino
Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta de la torre para prenderle fuego.
53 Mas una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le
rompió el cráneo. 54 Entonces llamó apresuradamente a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y
mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió. 55 Y
cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su casa. 56 Así pagó Dios a
Abimelec el mal que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos. 57 Y todo el mal de
los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de
Jotam hijo de Jerobaal.