La Cenicienta
En un lejano país vivía un hombre, quien al morir su esposa
quedó solo con una hermosa hija. Este se casó por segunda vez con
una dama que tenía dos hijas, torpes y feas, las cuales se encargaron
de poner a su hermanastra a trabajar en la cocina y en las labores
de la casa. Como vivía llena de hollín y vestida con andrajos, fue
llamada Cenicienta.
Cenicienta era muy bella, todo lo contrario de sus hermanas. Sus
cabellos eran rubios y flotaban sobre sus hombros, sus ojos eran
azules como el cielo y sus mejillas suaves y sonrosadas. Sucedió
que un día el rey proclamó que su hijo iba a realizar una fiesta en
palacio, con el fin de buscar novia, pues pronto cumpliría la mayoría
de edad. Envió uno de sus heraldos a la plaza del pueblo a hacer el
anuncio: -"¡Atención, su Majestad el Rey quiere hacerles saber que
se celebrara un baile en honor del cumpleaños de su hijo y quiere
que asistan a él, todas las muchachas casaderas del pueblo!”.
En la casa de Cenicienta todo era gritería, las hermanas
se peleaban por los vestidos que se pondrían. Al salir
esa noche rumbo a palacio, Cenicienta quedó sentada
junto al fogón; estaba triste pues ella hubiera querido
asistir también. Tan ensimismada estaba, que no se dio
cuenta que al lado de ella había aparecido una bella
mujer vestida de seda, quien le preguntó.
–¿Por qué lloras? A lo que Cenicienta respondió:
-"¿Quién eres? Lloró porque yo también quería ir al baile”.
"Soy tu hada madrina, anda y busca seis ratones y una calabaza grande,
y salgamos al jardín". Ella hizo lo que se le pidió. Cuando
salieron, el hada transformó los ratones en seis gallardos
lacayos y la calabaza en una enorme carroza. Luego
tocando con su varita mágica los harapos de Cenicienta.
los transformó en un bellísimo vestido, que brillaba a la
luz de la luna. El hada le dijo que podía ir al baile pero
que tendría que regresar a las doce de la noche, pues a
esa hora se rompería el hechizo. Cenicienta así lo hizo
pero era tan encantador el príncipe que se le paso el
tiempo sin darse cuenta. Cuando el reloj dio las doce
campanadas, se acordó de lo que tenía que hacer y salió
corriendo por los resplandecientes vestíbulos. En su huida
se le cayó uno de sus zapatitos de cristal. El príncipe
que había salido detrás de ella, se inclinó a recogerlo y
envolviéndolo en un manto de terciopelo, ordenó a sus
vasallos que buscaran a la dueña de este
pequeño zapato.
Los heraldos del rey buscaron por varios días, pero no hallaron
nada. Llegaron a la casa donde vivía Cenicienta y sus
hermanas.
Allí cada una hizo un esfuerzo por calzarlo, pero solo
lograban meter el dedo gordo. Entonces Cenicienta dijo: -"Por
favor, permítanme que me lo pruebe yo". Pero mientras sus
hermanas se burlaban, Cenicienta se probó el zapato, el cual
ante el asombro de todos, quedó perfecto en el pequeño pie de la
muchacha.
Cuando el príncipe la tuvo frente a él, la reconoció
inmediatamente. Los heraldos pregonaron
-"¡Ya se ha encontrado la princesa!”
Y poco tiempo después se celebraron
las bodas que duraron muchos días. Cenicienta perdonó a sus
hermanas y las llevó a vivir con ella al palacio.
quedó solo con una hermosa hija. Este se casó por segunda vez con
una dama que tenía dos hijas, torpes y feas, las cuales se encargaron
de poner a su hermanastra a trabajar en la cocina y en las labores
de la casa. Como vivía llena de hollín y vestida con andrajos, fue
llamada Cenicienta.
Cenicienta era muy bella, todo lo contrario de sus hermanas. Sus
cabellos eran rubios y flotaban sobre sus hombros, sus ojos eran
azules como el cielo y sus mejillas suaves y sonrosadas. Sucedió
que un día el rey proclamó que su hijo iba a realizar una fiesta en
palacio, con el fin de buscar novia, pues pronto cumpliría la mayoría
de edad. Envió uno de sus heraldos a la plaza del pueblo a hacer el
anuncio: -"¡Atención, su Majestad el Rey quiere hacerles saber que
se celebrara un baile en honor del cumpleaños de su hijo y quiere
que asistan a él, todas las muchachas casaderas del pueblo!”.
En la casa de Cenicienta todo era gritería, las hermanas
se peleaban por los vestidos que se pondrían. Al salir
esa noche rumbo a palacio, Cenicienta quedó sentada
junto al fogón; estaba triste pues ella hubiera querido
asistir también. Tan ensimismada estaba, que no se dio
cuenta que al lado de ella había aparecido una bella
mujer vestida de seda, quien le preguntó.
–¿Por qué lloras? A lo que Cenicienta respondió:
-"¿Quién eres? Lloró porque yo también quería ir al baile”.
"Soy tu hada madrina, anda y busca seis ratones y una calabaza grande,
y salgamos al jardín". Ella hizo lo que se le pidió. Cuando
salieron, el hada transformó los ratones en seis gallardos
lacayos y la calabaza en una enorme carroza. Luego
tocando con su varita mágica los harapos de Cenicienta.
los transformó en un bellísimo vestido, que brillaba a la
luz de la luna. El hada le dijo que podía ir al baile pero
que tendría que regresar a las doce de la noche, pues a
esa hora se rompería el hechizo. Cenicienta así lo hizo
pero era tan encantador el príncipe que se le paso el
tiempo sin darse cuenta. Cuando el reloj dio las doce
campanadas, se acordó de lo que tenía que hacer y salió
corriendo por los resplandecientes vestíbulos. En su huida
se le cayó uno de sus zapatitos de cristal. El príncipe
que había salido detrás de ella, se inclinó a recogerlo y
envolviéndolo en un manto de terciopelo, ordenó a sus
vasallos que buscaran a la dueña de este
pequeño zapato.
Los heraldos del rey buscaron por varios días, pero no hallaron
nada. Llegaron a la casa donde vivía Cenicienta y sus
hermanas.
Allí cada una hizo un esfuerzo por calzarlo, pero solo
lograban meter el dedo gordo. Entonces Cenicienta dijo: -"Por
favor, permítanme que me lo pruebe yo". Pero mientras sus
hermanas se burlaban, Cenicienta se probó el zapato, el cual
ante el asombro de todos, quedó perfecto en el pequeño pie de la
muchacha.
Cuando el príncipe la tuvo frente a él, la reconoció
inmediatamente. Los heraldos pregonaron
-"¡Ya se ha encontrado la princesa!”
Y poco tiempo después se celebraron
las bodas que duraron muchos días. Cenicienta perdonó a sus
hermanas y las llevó a vivir con ella al palacio.